Bogotá: ciudad con memoria y donde se puede estudiar y vivir la arqueología.

Las costumbres, las prácticas, los ritos o los objetos que acompañaron el trasegar de nuestros antepasados, de esos primeros pobladores que habitaron las tierras que ahora habitamos y aquellos que llegaron antes de nosotros, pueden parecer misteriosas, quizás, incluso extrañas o ajenas, pero, descubrirlas puede ser un camino lleno de sorpresas sobre nosotros mismos, sobre quiénes somos como individuos y como sociedad.

El 28 de julio es el Día Internacional de la Arqueología, conmemoración que desde el 2011 se ha constituido como una plataforma para visibilizar la labor de aquellos que dedican sus días al estudio, conservación y difusión del patrimonio arqueológico. La arqueología es la ciencia que estudia las comunidades humanas del pasado a partir de la información que los restos materiales y sus contextos dejaron como producto de sus actividades. Gracias a ella, es posible conocer las relaciones sociales, económicas y políticas que ocurrieron decenas, cientos o miles de años atrás, para preservar lo que nos hace humanos a través de la recuperación y la interpretación de la memoria de nuestros antepasados.

“Un fogón, la estructura de una vivienda, un basurero, un canal de desagüe, unas vasijas con hollín, una tumba y su ajuar funerario contienen información valiosa, que luego de ser recuperada de forma minuciosa y analizada por los arqueólogos, permite realizar hipótesis sobre cómo vivían determinados grupos, su alimentación, su entorno, la distribución de su territorio, su organización social, política y económica”, explica la doctora Liliana Buitrago, arqueóloga del Parque Arqueológico y del Patrimonio Cultural de Usme.

A continuación, el post del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural, en la red social X, con esta conmemoración: 

“Estos objetos hacían parte de su cotidianidad, del día a día, así como de sus festejos y rituales. Paisajes de la sabana de Bogotá como los camellones o los aterrazamientos, entre otros, son huellas de cómo las sociedades habitaron este territorio; vasijas, figurinas, herramientas de piedra, herramientas en huesos de animales, rieles del tranvía, puentes en piedra y adobe, son también elementos que constituyen nuestro patrimonio arqueológico”, precisa Alejandra Jaramillo, arqueóloga y antropóloga del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural – IDPC.

A propósito de la conmemoración del Día Internacional de la Arqueología, es meritorio destacar la importancia que el oficio ha tenido en la sociedad colombiana, en la que gracias al empeño de muchos arqueólogos, arqueólogas y otros científicos sociales, hoy el patrimonio se entiende, se valora y se protege, como parte esencial de nuestra identidad. Como resultado de ese empeño, la Constitución Política de Colombia, en su artículo 72 establece que “el patrimonio cultural de la nación está bajo la protección del Estado. El patrimonio arqueológico y otros bienes culturales que conforman la identidad nacional, pertenecen a la Nación y son inalienables, inembargables e imprescriptibles”. Bajo esta línea, se expidió la Ley General de Cultura – 397 de 1997, que definió las normas aplicables para la protección y salvaguarda del patrimonio arqueológico, y estableció como objetivos principales la protección, la conservación, la rehabilitación y la divulgación de dicho patrimonio, con el propósito de que éste sirva de testimonio de la identidad cultural nacional, tanto en el presente como en el futuro.